A pocos kilómetros de la ciudad de Alicante, se encuentra la vecina
población de San Vicente del Raspeig con más de 42000 habitantes. Esta ciudad
ha prosperado mucho en los últimos años, siendo el lugar idóneo para vivir e incluso
para venir a trabajar, dada su proximidad a la capital, haciéndola todavía más
atractiva, por las mejoras que se están acometiendo en cuestión de
infraestructuras y servicios.
En estos
días de Abril se celebran sus tradicionales fiestas Patronales y de Moros y Cristianos en honor a
su Patrón, San
Vicente Ferrer, ese Santo tan grande, que según dicen los mayores, cuando
se baja del altar y se posa en el trono, que servirá para procesionarlo, el tiempo cambia y aparecen
nubarrones e incluso las mismas voces aseguran que puede llover.
Los
sanvicenteros y sanvicenteras, dejan aparcada la monotonía diaria, vistiéndose con el traje de la comparsa o fila
que han elegido, para participar en este evento anual, que desata las pasiones
y los sentimientos más íntimos, por estas fiestas, que se viven con una
intensidad desbordada por parte de sus vecinos y todos sus visitantes.
Desde que
se conmemora este evento, cada año, han ido aumentando el numero de festeros,
que participan en los actos organizados para la ocasión, en ambos bandos,
siendo en la actualidad, una de las poblaciones de nuestra provincia, que ha
ganado a pulso, su fama en este tipo de acontecimientos.
Llega por
fin, el día tan deseado, el ambiente se hace denso, todo esta preparado, el
alumbrado instalado, los balcones engalanados, el pueblo reluciente, todos los
trajes planchados, los accesorios inmaculados y los arcabuces a punto, limpios
y engrasados para hacer sonar la pólvora en cualquier esquina y rincón de la
ciudad.
Las huestes mora y cristiana,
dispuestas a realizar el sublime espectáculo, de la entrada, todos unidos como
una piña, disfrutando del desfile, poniendo todo lo mejor de cada uno, para que
salga perfecto. Trajes sobrios, alegres, vistosos, suntuosos, suenan por las
calles tradicionales, los acordes de la marchas moras, de los pasodobles,
Chimo, Paquito el Chocolatero. Es la alegría e ilusión, de estas gentes, que
saben caminar hacia el progreso, la libertad y
armonía, de todos sus moradores.
Por lo
tanto, este noble pueblo de San Vicente del Raspeig otro año más, se hecha a
las calles, para celebrar sus fiestas Patronales, dando lo mejor de sí mismos,
deleitando con sus actos, entrada, cabalgata, embajadas, procesión, alardos, a
propios y foráneos.
Y así se
cumple un año más, la tradición de todo un pueblo, que vive sus fiestas con ese
entusiasmo e ilusión sublime, que las hace incomparables.
Las Fiestas Patronales y de Moros y Cristianos
en honor al Santo Patrón, San Vicent Ferrer, se celebran el fin de semana
siguiente al Domingo de Resurrección. Las tradicionales fiestas patronales,
típicas del área valenciana y mediterránea, se celebran desde hace varios
siglos, cuyo origen se remonta a las antiguas fiestas de las tradiciones
agrícolas mediterráneas, mientras que las Fiestas de Moros y Cristianos, con
características propias, lo hacen desde 1975, conmemorando el pasado medieval
de estas tierras, donde convivieron las culturas cristiana y musulmana. El
conjunto de ambas fiestas constituyen las Fiestas Mayores de la ciudad,
formando parte de las señas de identidad de San Vicente del Raspeig.
El
programa de actos es muy amplio y variado. Durante 10 días se reviven y recrean
nuestras tradiciones culturales y el ambiente medieval, mediante la música,
alegría, color y pólvora, bailes y danzas, religión, etc.. Los actos más
destacados son La Entrada de Bandas de Música, las Entradas de Moros y
Cristianos, La Embajada nocturna, la Ofrenda de Flores, los Gozos al Patrón, la
Procesión, la Batalla de Flores, el Baile del Farol, los regocijos populares,
etc..., envolviendo a todos los habitantes y visitantes en un ambiente mágico
de fiesta y alegría.