Nuestras Fiestas de Moros y cristianos, son tan ricas en matices, que necesitaría
un libro, para poder exponer, todas las variantes que tienen.
Pero en esta columna me voy a centrar, en los puntos
convergentes, que son muchos y a veces, no, nos hemos parado a pensar
detenidamente, pero existen.
Estos eventos, cuya tradición sirve de unión, entre las poblaciones
que los celebran, tienen elementos, que no pueden faltar en nuestras Fiestas,
los trajes y ornamentos que los adornan, sean del bando moro o cristiano, los arcabuces o trabucos, junto
con la pólvora, los castillos que se montan, para celebrar la conquista y la
reconquista. Hay poblaciones que tienen la suerte de poseer un Castillo propio
y es allí, donde se realizaran las embajadas, siendo este acto, de un realismo todavía
mayor, el Patrón o la Patrona en honor de los cuales se celebran estas Fiestas,
dándoles una solemnidad y peso espiritual de tradición demostrada.
Estos son los elementos, comunes de cualquier Fiesta de
Moros y Cristianos, que se celebra en nuestra provincia y en el resto de la
nación.
Cada pueblo tiene su
peculiaridad, a la hora de celebrarlas, podría poner infinidad de ejemplos,
pero sirva este, para que se hagan una idea. Las poblaciones de Biar y Villena
desde antaño, comparten a La Mahoma, que es una figura de cartón que representa
a los moros, cuando en la primera embajada conquistan el Castillo de la Atalaya,
en las Fiestas, esta figura lo gobierna
y cuando los cristianos lo reconquistan se retira, sustituyéndola por el
estandarte cristiano. En Alcoy la representación de San Jorge, conquistado el
Castillo para la cristiandad y así podría enumerar pueblo tras pueblo, que
aunque con los elementos comunes, que caracterizan a estas Fiestas, siempre hay
algún elemento diferenciador.
En el plano espiritual, el sentimiento arraigado, dentro del
alma de cada persona que participa en su pueblo, en su ciudad, es tan grande,
que a la hora de poner en practica esos
desfiles espectaculares, llenos de suntuosidad y colorido, se palpa en el
ambiente, esa alegría de los festeros, esa satisfacción de las cosas bien
hechas, ese deleite que sale de nuestras entrañas, confirmando año tras año y
cada vez que se representa el momento histórico de la Reconquista de nuestras
huestes y la expulsión de nuestro territorio,
del moro usurpador.
En próximas columnas, que me brindara este periódico, que se
preocupa mucho de estos eventos, siendo el único, que nos tiene informados
diariamente, de las fiestas de nuestra provincia, teniendo una sección propia para
mantener vivas nuestras tradiciones, intentare describir mis experiencias como festero y conocedor de nuestras Fiestas.
22/09/2002