En Alicante hay muchos monumentos que forman parte de
nuestra historia más reciente y sin embargo ignoramos su significado y sobre
todo a la persona a la que rinden homenaje.
Uno de ellos es el Panteón de Quijano, un parque situado al
final de la Calle San Vicente, entre la Plaza de España Y Santa Teresa, junto
al coso taurino y la comandancia de la Benemérita Institución de la Guardia
Civil.
Es un vergel
totalmente vallado del cual nuestra ciudad, se siente muy orgullosa por lo que
representa, aunque últimamente se encuentra bastante abandonado y en su
interior apenas se puede pasear o leer tranquilamente un periódico sentado en
uno de los bancos que complementan este jardín natural.
En el centro de este
panterre, se levanta el mausoleo de piedra que alberga los restos del que fue
gobernador de esta villa Trino González de Quijano, cuyo ovito se produjo a
consecuencia de una epidemia de cólera que asolo nuestras tierras en el año
1854, este homenaje póstumo fue costeado por este pueblo en agradecimiento a su
ejemplar comportamiento durante los trágicos sucesos que acontecieron a sus
moradores. De ahí que pasara a ser un político muy querido y respetado por los alicantinos.
Dentro de los detalles y ornamentos que adornan esta morada
se pueden observar las cualidades más sobresalientes del finado, la fe, el
valor, la caridad y la templanza que lo caracterizaron durante toda su vida. Esta
obra fue ejecutada introduciendo un obelisco en honor y como homenaje a los
héroes del 2 de mayo, siendo construida por Isidro Gonzále Velazquez finalizándose 18 años después.
Cuándo paseamos por nuestra ciudad descubrimos monumentos en lugares que antes no habíamos visto y nos preguntamos ¿por qué están ahí? ¿a quien representan?. Las preguntas tienen respuesta. Todos fueron concebidos para honrar la memoria de un ilustre personaje que entregó de un modo u otro, lo mejor de sí mismo, para que Alicante fuera lo que es en la actualidad, una población moderna, cosmopolita y abierta a todo tipo de expresiones.