Las Fiestas de Moros y Cristianos de nuestra
Comunidad y sobre todo las de la provincia de Alicante, que es posiblemente, el
lugar donde más predominan, a parte de las diferentes formas de celebrarlas, en
cada pueblo con sus propias costumbres e idiosincrasia, no hay que obviar uno
de los elementos más importantes del cual se escribe poco, el gastronómico,
peculiar en cada ciudad que conmemora este evento.
Cada zona de la provincia, tiene
distintos y diferentes manjares que enriquecen estas fiestas. En poblaciones
del Alto Vinalopo como Villena, Biar, Benejama, la reina de la mesa, es la
gachamiga o tortilla de pastores, que para los profanos en la materia, se trata
de una tortilla sólida y dorada, cuyos ingredientes son harina, aceite de
oliva, ajos y puede añadirse longaniza a trocitos, todo ello en una sartén, con
una buena lumbre y paciencia hacen de esta, un plato muy sabroso que regado con
un buen vino, da fuerzas y entusiasmo a los festeros, para continuar celebrando
con ilusión este acontecimiento en sus respectivas urbes.
También los participantes, conmemoran cada día con solemnidad, el
almuerzo típico de estas latitudes, que esta compuesto por patatas al montón o
a lo pobre, sardinas de barril, pimientos y huevos fritos, acompañado con pan
de pueblo y si el cuerpo lo admite,
embutido frito o seco a discreción.
Y para seguir con esta festividad gastronómica, al medio día
gazpachos con conejo y caracoles, sirviéndose de una forma singular, la torta
redonda de gazpacho, se pone sobre la mesa y encima de ella se vuelca la
cazuela con esta comida, de tal forma que todos los comensales, irán degustándolos
hasta que desaparezcan por completo, ya que la torta, que sirve de soporte,
será también saboreada, esta forma de presentarlos, lo marca los cánones de la
tradición más ortodoxa.
La gastronomía, es una de las
partes más importantes, de como se viven cada año nuestras Fiestas, que son tan
ricas, tan entrañables, con tanta diversidad de cosas, que conocer, que todavía
nos quedamos cortos al narrar, la ilusión de nuestro pueblo, por este evento,
que nos sobresalta cada año y provoca que renazca en nosotros, las tradiciones
más intimas.