Con el nuevo año comienza una tradición que esta muy arraigada en
nuestra sociedad,”las rebajas”. Todos los comercios, grandes, medianos,
pequeños están preparados, sus escaparates a rebosar de genero, la carteleria
con los nuevos precios expuesta, las prendas colocadas de manera estratégica,
según recomienda el marchendaisin,todo dispuesto para recibir a los clientes
potenciales.
Se inicia
la cuesta de enero, pero eso no importa aun, nos quedan fuerzas para acabar con
el poco dinero que nos ha quedado una vez transcurridas las Navidades y si no,
ahí están las tarjetas de crédito que
hacen más llevadera esta locura consumista.
Dentro de
este evento anual, destaca la parte humana, las personas que trabajan en este
sector para que todo este a punto y sus empresas vendan con agilidad esos
artículos que comercializan. El dependiente, que es el profesional que se
encarga de atender las demandas de los clientes en un determinado producto,
explicando las bonanzas del mismo, o aconsejando la prenda que le sienta mejor
hasta conseguir que la adquiera.
Las rebajas, son puntuales, son metódicas, están calculadas con todo
sus pormenores, es un evento nacional, todo esta dispuesto para entrar en este
juego, aun quedan fuerzas, el mes de enero es muy largo y cuesta mucho de
subir, por eso este acontecimiento reaviva las ganas de comprar más y más, pero
cuidado con las mercancías adquiridas, no nos den,” gato por liebre”.
Este
fenómeno socioeconómico mueve miles de euros cada año y las macro superficies y
comercios de todo tipo, cuidan y miman como si de un bebe se tratara, ya que
con las rebajas se van a vender las mercaderías de la temporada que finaliza e
iniciar la nueva.
Por eso rebajas ¡sí!, pero con prudencia, comprando lo necesario y no
cosas superfluas que pueden provocar
una adición al consumismo exagerado para la persona que lo practica.